En la última década, los cuidados a personas mayores han experimentado cambios significativos en España. A pesar de los avances en materia de servicios domiciliarios y nuevas tecnologías, los cuidados siguen siendo asumidos mayoritariamente por mujeres, lo que evidencia la necesidad de un modelo más justo y sostenible.
Este artículo profundiza en los datos aportados por el Estudio sobre la evolución de los cuidados familiares de Fundación Pilares, abordando los cambios recientes, los retos actuales y las oportunidades de mejora.
Un modelo de cuidados todavía muy familiar y feminizado
Los datos indican que, aunque los hombres y jóvenes comienzan a participar más en tareas de cuidado, son las mujeres quienes continúan liderando el cuidado principal de las personas mayores y en situación de dependencia, especialmente en actividades esenciales como la higiene personal y el acompañamiento emocional. Según el estudio, casi el 70% de las cuidadoras familiares son mujeres, una cifra que pone de manifiesto la persistente desigualdad en la distribución de estas responsabilidades.
Este panorama plantea la necesidad de políticas públicas que no solo fortalezcan los servicios de apoyo profesional, sino que también promuevan la corresponsabilidad dentro de los hogares para evitar la sobrecarga de las mujeres.
La atención domiciliaria: una prioridad para las familias
El cuidado en casa sigue siendo la opción preferida por la mayoría de las familias. Según el informe, más del 80% de las personas mayores manifiestan su deseo de permanecer en su hogar el mayor tiempo posible. Sin embargo, este deseo conlleva un gran esfuerzo por parte de las familias, quienes muchas veces asumen el cuidado sin la formación adecuada ni los recursos suficientes.
Los datos reflejan que un 60% de las familias cuidadoras declaran no haber recibido apoyo profesional suficiente para gestionar tareas básicas como la movilización o la higiene de sus seres queridos. Esto no solo afecta la calidad del cuidado, sino también la salud física y emocional de quienes cuidan.
La importancia de los servicios de apoyo y la profesionalización
El informe destaca la necesidad de reforzar la atención domiciliaria a través de servicios profesionales que puedan complementar el trabajo de los cuidadores familiares. La profesionalización y el acceso a recursos tecnológicos, como los dispositivos de teleasistencia o los programas de rehabilitación virtual, contribuyen a mejorar la autonomía de las personas mayores y a aliviar la carga de los cuidadores.
Además, las cifras evidencian que el acceso a servicios profesionales reduce significativamente los riesgos de claudicación familiar, es decir, situaciones en las que las familias se ven obligadas a abandonar los cuidados por agotamiento o falta de recursos.
La corresponsabilidad: un cambio cultural necesario
Uno de los aspectos más relevantes del estudio es la necesidad de fomentar la corresponsabilidad en los cuidados, promoviendo un reparto más equitativo de las tareas dentro de los hogares. La sobrecarga emocional y el estrés son factores comunes en el 45% de las cuidadoras, lo que pone de relieve la urgencia de políticas que faciliten la conciliación laboral y personal, así como la incorporación de servicios de respiro para los cuidadores.
Innovación y retos a futuro
La digitalización también ha comenzado a jugar un papel clave en los cuidados, con herramientas que permiten monitorizar a distancia a las personas mayores y ofrecer un seguimiento personalizado. Sin embargo, el estudio advierte que la brecha digital sigue siendo un desafío, ya que muchas familias y personas mayores no tienen acceso a estas tecnologías.
Es fundamental garantizar la accesibilidad y formación en el uso de estas herramientas, asegurando que nadie quede excluido del acceso a cuidados de calidad por falta de recursos tecnológicos o conocimientos.
La evolución de los cuidados familiares en España refleja un cambio progresivo hacia modelos más centrados en la persona, pero todavía quedan grandes desafíos por superar. La corresponsabilidad, la profesionalización y la innovación son pilares esenciales para construir un modelo de cuidados más justo y sostenible.
A medida que la población envejece, se hace imprescindible reforzar las políticas públicas y los servicios de apoyo para garantizar que las familias puedan cuidar sin sacrificar su bienestar y que las personas mayores reciban los cuidados dignos que merecen.